sábado, febrero 25, 2006

Díficil de Ceder



La palabra "IDEALES" siempre resultó una de gran admiración para mí. Ciertamente, una persona con ideales es aquella que se mueve de acuerdo a principios y valores fundados, y que no efectuará una mínima acción que contradiga con ellos. La simple connotación positiva del idealismo nos haría presumir una funcionalidad directa: ideales - éxito. Es decir, cuanto más fiel a mis principios me mantenga, mejor me irá en la vida.
Debo decir que, últimamente, esta visión que parecía evidente ante mis ojos comenzó a tambalear. Tuve la oportunidad de visitar recientemente el interesante país de Cuba. Conocía los ejes de la Revolución del `59, liderada por Fidel Castro y su fiel Ernesto Guevara, y quería ver cómo se vivía en un país formado por aquellos íconos del idealismo. Sería injusto afirmar que Cuba se encuentra sucumbida y condenada, pero también sería ingenuo y terco decir que el sistema socialista funciona como una máquina aceitada, logrando el bienestar general y la igualdad social. No voy ahora a realizar un análisis de la situación del país, por el simple hecho de que se basaría meramente en la fuente de mi observación totalmente subjetiva, y no creo que sería correcto sacar conclusiones de ese modo. Lo que quiero transmitir es más bien otra cosa:
En un momento del viaje, en Santiago de Cuba, mientras un guía nos contaba acerca de Fidel Castro y su admirable apego a sus principios y valores, recuerdo que una anciana que aparentaba tener muchos más años de los que realmente tenía, se acercó tímidamente a pedir un jabón. Fue en ese momento que me apareció una imagen hipotética frente a mí. Imaginé a Fidel Castro sentado en su despacho, pensando una y otra vez sin llegar jamás a una respuesta…¿No debería haber cedido un tanto mis convicciones? ¿Vale más mi figura de inquebrantable idealista que la de la viejita sin jabón?
Creo que Castro, en todos estos largos años, tuvo numerosas oportunidades de tomar decisiones que llevadas del modo adecuado, mejorarían el bienestar del pueblo cubano, pero quizá alterarían la originaria y ya avejentada idea revolucionaria. Ante esta encrucijada, Castro tomó siempre el camino más tortuoso, el de los ideales. Es por eso que creo que por momentos el idealismo parece encontrarse enfrentado al pragmatismo hasta ser contradictorios en cierto punto, y creo que la mayor parte del tiempo un pueblo precisa más del pragmatismo que del idealismo de su caudillo.

martes, febrero 14, 2006

Matices


Nos criamos en un mundo conformado por oposiciones. Desde pequeños, nuestros padres, profesores y demás educadores nos distinguieron nítidamente el bien del mal. Sin lugar a dudas, este paradigma en el que nos movemos nos ha llevado a un modo de pensar ciertamente encasillado y obtuso. Vemos una mujer menear sus caderas por la calle y debemos decidir si éstas son lindas o feas; conocemos un nuevo compañero de trabajo y debemos detectar ya sea su inutilidad o su brillantez. A veces pareciera ser que no existeentre nosotros un término del que los auténticos artistas han explorado con exclusividad: los MATICES. Estos son aquellos puntos medios que se encuentran entre los extremos que solemos pronunciar.
La oposición dialéctica de la que les hablo está evidentemente presente en el mundo de la política. Si uno siquiera intenta emitir cierta opinión acerca de los piqueteros, enseguida se lo tilda ya sea de "zurdito" o de " facho". George Bush ya se cansó de contarnos que nuestro occidente es el "Bien" y por oriente crece como una epidemia el eje del "Mal". A su vez, Chavez nos dice que el Bien yace en la lucha de los pueblos latinos y el mal en cambio se encuentra en América del Norte. Parece ser que lo más fácil es arribar a una conclusión maniqueísta, de modo que rápidamente tomemos una decisión y tomemos partido por algún bando.
Considero que no existe la autenticidad del Bien o el Mal, sino que existe todo lo que se encuentra entremedio. Nadie se encuentra en un extremo, sino que nos movemos constantemente entre ellos cada minuto que transcurre en el día.
Propongo, entonces, darse la oportunidad de intentar evadir o aunque sea disminuir esta práctica que se encuentra ya completamente inculcada en nuestro discurso y explorar el extenso y poco conocido mundo de los matices.

Nauticomio © 2006