La religión Puritana, una rama del Protestantismo, se asentó en los Estados Unidos hace tres siglos atrás, fundando las raíces de lo que hoy es el país más exitoso del globo, y el supuesto país de la libertad. Gran parte del éxito Estadounidense se le atribuye a estos señores Puritanos, puesto que su religión se caracteriza por el esfuerzo y el trabajo. A diferencia del Catolicismo, dicen ellos que la manera de ganarse el cielo es trabajando duro y despojarse de todo tipo de autosatisfacción, desde placeres sexuales, alcohol y hasta el simple entretenimiento. Ahora bien, en este supuesto país del progreso quedan resabios de los Puritanos, muchos más de lo que imaginan. Descartando las grandes metrópolis como Nueva York y Los Angeles, los estados centrales de Estados Unidos están regidos por un conservadurismo extremo que el mundo no conoce. No podrán creer las leyes que todavía hoy rigen en alguno de estos estados:
En Connorsville, Wisconsin es ilegal para un hombre disparar una pistola mientras su mujer está teniendo un orgasmo.
En Willowdale, Oregon, está prohibido decir malas palabras durante el acto sexual.
En Hastings, Nebraska, cada dueño de hotel debe proveer a los clientes con un pijama. Ninguna pareja, aun en matrimonio, podrá dormir al desnudo ni tener relaciones sexuales.
En Michigan, ninguna mujer puede cortarse el cabello sin el consentimiento de su esposo.
En Nevada, mantener relaciones sexuales con preservativo es ilegal.
En el estado de Washington, la única posición sexual permitida es la del misionero. Cualquier otra será considerada ilegal. Tampoco se podrá mantener relaciones sexuales con una virgen, ni siquiera la noche de su casamiento.
Todo esto resulta extremadamante irrisorio y queremos suponer que no se respetan más. Sin embargo las leyes están, y en algún momento se respetaron. Hay algunos estados, como Utah, en donde los mormones mantienen el poder económico y social, donde estas leyes y otras tanto o más ridículas siguen vigentes y aplicadas.
